lunes, 20 de diciembre de 2010

ENCALLARON A SOLESPONES


Aínas me planté en los madriles en exilio laboral- estudiantil, tiempo ha; me resultaba poco menos que imposible, aunque a veces lo procuraba, esconder mi origen manchego. Era abrir la boca y mis interlocutores descubrían enseguida deande venía:
- De dónde eres tú, muchacho, con esa “musiquilla” con la que hablas?
- De la mancha manchega, respondía, ¿le p’aice bien u qué?
No es que tratara de esconder mi origen o intentara hacerme el finodo sino que procuraba no pronunciar algunas de las palabras o giros habituales por estos lares, como por ejemplo los superlativos que por acá, quizá por economía, o por no alargar la s, son tan habituales, muchísmo, buenísmo o grandísmo… aunque me resultaba algo trabajoso sustituirlos por: muy bueno o muy grande. Ahora que, de lo que no podía desprenderme, y ni siquiá lo intenté, era de la aspiración de la “ s” antes de “c” convirtiéndola en una “j” , hecho que nos identifica inmediatamente. P.e. ejcopeta ( por escopeta), carrajca (por carrasca), ejque (por es que)
Seguro que os viene a la memoria la voz del albaceteño Pepe Bono. ¿ o no?


¿Porqué trataba de ocultar algunos aspectos de mi modo de hablar?  Por considerarlo vulgar? No, no, de ninguna manera, el mancheguísmo lo tenemos asumido como un dialecto de transición entre el andalúz, el murciano (panocho) y el castellano y del que nunca me he avergonzado. Quizá trataba de hablar “bien” pa ligar con las güachas, que por los entonces había muchísmas por madrí y toas güenísmas,. Más de una vez me llamaron “garrulo” palabro nuevo para mí  y que yo asociaba a charlatán, pero su verdadero significado se asemejaba a lo que que aquí llamábamos “pardo” o “paleto", asimilable a rústico, tonto o zafio.
Bien, pues si pensáis que el “mancheguísmo” es una vulgarización del castellano, aquí va una Repalandoria, del albaceteño José S. Serna , escritor  y abogado, hijo predilecto de la villa de Albacete.
 Os juro que todas estas palabras, aunque amontonadas en el rincón del olvido, pertenecen al castellano.


Encallaron a solespones.



   El destripagasones de Antón, manque cegarruto columbraba el cejo y los vido abajar por el cerrijón. El guarinejo, estordando a riscazos los cabros, mamprendía al igüedo. Sentíanse dende lejos los picotes y el zumbar de la arriera; cercanos, los gangarros entre talleras, toliagas, paniquesos. Vaceando el saquilón, una marianca lileaba en el porche y aluego zampábase en la cocina, honagando en los alambores con un regruñicio al no topar con los apechusques que necesitaba. "Me da acoro esa andoscona, más tontifacia
que Pichote. ¡Guilopa!.
   Aínas se juntaron los socios del corro ritual alrededor de la corvajera, lleneticos los pucheretes sobre los platillos.Beborreo y cascorreo sin priesa. Manolón, aspeado de esfarajar y de doblar la riñonera sobre la esteva, tenía ya rechoncha para el tractor que le liberara, como a sotros, de la toza, el pescuño, el dental, la varijá...
   La pedrera habíase entimonado, mal año en el piojar, aneguilla a manto en los bancales... Juan, el de la Isidora -patirraco, ojitruco, sabihondo con el saber de las de Cuaco y las otras- mascujeaba, pínfano entre la prohibición del resiembro en secano, gemecando por haber sido choceado de la huerta, teniendo que sacar los trepetales sin que el amo esmogara por los mejores. Un contradiós.
   Esteban -altiruto, esgarbillado, retusalindes, pillaván; él repetía "el cuervo a los cien años es pollo"- alzóse del tarimón, el puchero en la mano con el margarite tieso como había visto en más de un señoritingo.
   -De ná sirve reinar en los entrinques, ni sacar los regomellos. ¿Pa qué patusquear cuando las cosas salen como los cobetes de Chimo?. Más de uno hay más desgraciao que las portás de Doña Leonor, y munchos pelecharemos como los galgos del tío Lucas. ¡No hay que candilear! Escomencemos los brindes. ¡Brindo y bebo, y lleno el puchericho pa luego!.

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