lunes, 8 de abril de 2013

REFRANES

Capítulo XLIII 2º parte. El Quijote.


¡Oh, maldito seas de Dios, Sancho! —dijo a esta sazón don Quijote—. ¡Sesenta mil satanases te lleven a ti y a tus refranes! Una hora ha que los estás ensartando y dándome con cada uno tragos de tormento. Yo te aseguro que estos refranes te han de llevar un día a la horca, por ellos te han de quitar el gobierno tus vasallos o ha de haber entre ellos comunidades. Dime, ¿dónde los hallas, ignorante, o cómo los aplicas, mentecato? Que para decir yo uno y aplicarle bien, sudo y trabajo como si cavase.

Por Dios, señor nuestro amo —replicó Sancho—, que vuesa merced se queja de bien pocas cosas. ¿A qué diablos se pudre de que yo me sirva de mi hacienda, que ninguna otra tengo, ni otro caudal alguno, sino refranes y más refranes? Y ahora se me ofrecen cuatro que venían aquí pintiparados, o como peras en tabaque, pero no los diré, porque al buen callar llaman Sancho.



Ese Sancho no eres tú —dijo don Quijote—, porque no solo no eres buen callar, sino mal hablar y mal porfiar; y, con todo eso, querría saber qué cuatro refranes te ocurrían ahora a la memoria, que venían aquí a propósito, que yo ando recorriendo la mía, que la tengo buena, y ninguno se me ofrece.

¿Qué mejores —dijo Sancho— que «entre dos muelas cordales nunca pongas tus pulgares», y «a idos de mi casa y qué queréis con mi mujer, no hay responder», y «si da el cántaro en la piedra o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro», todos los cuales vienen a pelo? Que nadie se tome con su gobernador ni con el que le manda, porque saldrá lastimado, como el que pone el dedo entre dos muelas cordales, y aunque no sean cordales, como sean muelas, no importa; y a lo que dijere el gobernador, no hay que replicar, como al «salíos de mi casa y qué queréis con mi mujer». Pues lo de la piedra en el cántaro un ciego lo verá. Así que es menester que el que vee la mota en el ojo ajeno vea la viga en el suyo, porque no se diga por él: «espantóse la muerta de la degollada»; y vuestra merced sabe bien que más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena.

Algunos de los refranes que se escuchan por mi lugar:

- Saber refranes, poco cuesta y mucho vale.

- A puta, galgo y torero, a la vejez os espero.

- A carrera larga, galgos de fuerza.

- Cocotón y con montera, de El Bonillo o de Munera.

- Borrachín y sin dineros, de Alcaraz o de Viveros.

- De los de Abengibre dios me libre y de los de Carcelén también.

- Cebollino de Bogarra no lo siembres que no agarra.

- En Albacete, el que más larga la tiene, más honda la mete.

- Al asno que quiere imitar al mulo, se le ve el culo.

- A bebedor fino, después de dulce, vino.

- A casa de mi novia llevé un amigo, él se quedó de amo y yo despedido.

- Desde los tiempos de Adán, unos calientan el horno y otros se comen el pan.

- A malos ratos buenos tragos.

- A problemas sin remedio… litro y medio.

- Por la noche lobos y a la mañana perros.

- A la sombra de un hilo, se la pega la mujer al marido.

- A los hombres querellos, pero que no lo sepan ellos.


- Abrazar y besar sólo es barbechar, pero cerca le anda el sembrar.

- Laña echá, cuartillo caído. Cordero fuera, cinco duros a la montera.

- La madrugá el pellejero.. (que le daba el sol en el culo y pensaba que era un lucero).

- Los andares de la madre tiene la hija, siempre le salen los cascos a la botija.

- Francho se casó en La Roda, cojo, tuerto y jorobado; cómo sería la novia si Francho fue el engañado.

- El mandamiento del pobre, antes reventar que no que sobre.

- Lo primero y principal ir a misa y almorzar, y si corre mucha prisa, almorzar y no ir a misa.

- Beber hasta poder y en no pudiendo seguir bebiendo.

- En aldea no hay vino malo ni mujer fea.

- Cada cosa a su tiempo, y uvas en habiendo.

- Algo es algo, dijo al ver un hueso el galgo.

- Cartas, mujeres y vino, mal camino.

- De toas maneras… agüaeras.

- Por octubre, ni leche ni ubre.

- Al matar el gorrino, juerga, placer y tocino.

-Vino de un año con este me apaño, y si tiene dos me apaño mejor.

- El vino alegra el ojo, sana el diente y limpia el vientre.

- Es La Roda ciudad bravía, más de cien tabernas y una sola librería.

- Si ves un hombre cargao no preguntes si es casao.

- Palabra de jugador, promesa de bebedor.